







Esta pieza, comisionada por la Fundación Alumnos 47, consta de una acción con 200 jóvenes mexicanos de entre 18-25 años de edad, realizada y filmada frente a la Pirámide de la Luna en Teotihuacán. El resultado es una video instalación monocanal + 6.1 canales de audio. El conjunto está conformado por aspirantes a cadetes militares, aspirantes a futbolistas y narcomenudistas. Los jóvenes, colocados en formación trapezoidal, realizan al unísono una respiración profunda, como metáfora de sus aspiraciones a mejores condiciones de vida frente a la precaria situación socio-económica y de violencia que se vive en el país. El audio del video reune las respiraciones de los 200 jóvenes. La cámara hace un movimiento cíclico para reforzar un doble juego de espejos: uno físico, que se da con el paisaje: la pirámide que refleja a la montaña que la enmarca y, a su vez, se proyecta sobre el piso en la formación trapezoidal del conjunto; y, el otro, simbólico, como eterno retrono de la historia: actualizando el pasado prehispánico de México con el presente en los cuerpos de estos jóvenes. Citando a Octavio Paz en Posdata, escrito tras los eventos del 68: “Ese invisible hilo de continuidad: el hilo de la dominación. Ese hilo no se ha roto: los virreyes españoles y los presidentes mexicanos son los sucesores de los tlatoanis aztecas.” El reciente hallazgo de una fosa común en el sitio arqueológico de Teotihuacán, con los restos de lo que se presume era un conjunto de aproximadamente 200 jóvenes, en su mayoría hombres, guerreros que llevaban el torso desnudo y fueron sacrificados al unísono, cambia la visión pacífica que se tenía de esta población. Coincidencia de la historia con el proyecto, que no hace más que reforzar la idea del eterno retorno de la historia y como si una sola fosa hablara por todas las que se encuentran en el país.